Consideraciones filosóficas
La libertad
como desaparición de opresión significa no querer subyugar ni ser subyugado, e
implica el fin de un estado de servidumbre. El logro de esta forma de la
libertad depende de una combinación de la resistencia del individuo (o grupo) y
su entorno.
Las leyes
artificiales limitan esta forma de libertad, por ejemplo, nadie es libre de no
ser representado por políticos (aunque podamos o no ser libres para
intentarlo).
La ética
filosófica señala que la libertad es inherente al humano, es un dato
fundamental originario de la existencia humana, fundamentado en la
autoconciencia y la responsabilidad moral. Por tanto, el individuo humano no
puede remitir su propia libertad/responsabilidad a ningún otro y, por eso
mismo, la libertad, en su sentido antropológico, es algo que no es posible
eliminar ni contradecir.
Todos los
actos humanos presuponen a la libertad para poder ser moralmente imputables
(libre albedrío). La libertad se sitúa en la interioridad de la persona y
siguiendo esa línea de pensamiento afirma Ricardo Yepes Stork: "Es una de
las notas definitorias de la persona. Permite al hombre alcanzar su máxima
grandeza pero también su mayor degradación. Es quizás su don más valioso porque
empapa y define todo su actuar. El hombre es libre desde lo más profundo de su
ser. Por eso los hombres modernos han identificado el ejercicio de la libertad
con la realización de la persona: se trata de un derecho y de un ideal al que
no podemos ni queremos renunciar. No se concibe que se pueda ser verdaderamente
humano sin ser libre de verdad."
La libertad
ha sido a menudo utilizada para aludir a la revolución o rebelión. Por ejemplo,
la Biblia registra la historia de Moisés conduciendo a su pueblo fuera de
Egipto y de su opresión (la esclavitud).
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la estatua de la libertad |
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